El Despertar de la Luz

La Elegida

Andrea había crecido en un pequeño pueblo en los alrededores del bosque de Elwynn. Era una princesa alegre y extrovertida, pero a medida que se acercaba a la edad adulta, comenzó a notar que algo en su interior estaba cambiando. Fue un día de primavera, mientras paseaba por el bosque con su mejor amiga, cuando Andrea notó por primera vez un extraño resplandor en el aire. Era una luz brillante que parecía moverse en círculos a su alrededor, y aunque al principio se sintió un poco asustada, pronto sintió una extraña sensación de calidez en su interior. "¿Lo ves?" preguntó Andrea a su amiga, señalando hacia la luz brillante. "¿Qué es eso?" preguntó su amiga, con los ojos muy abiertos. "No lo sé", respondió Andrea, "pero siento que algo está sucediendo aquí". Mientras Andrea observaba la luz, comenzó a sentir que algo en su interior estaba cambiando. Era como si su cuerpo estuviera llenándose de una nueva energía, una fuerza que no había sentido antes. Era como si estuviera absorbiendo la luz, haciéndola suya. Cuando la luz finalmente se disipó, Andrea se sintió diferente. Era como si hubiera descubierto algo nuevo y emocionante sobre sí misma, pero no podía explicarlo con palabras. "¿Qué acaba de pasar?" preguntó su amiga, todavía atónita. "No lo sé", respondió Andrea, sonriendo, "pero siento que algo ha cambiado en mí". En los días siguientes, Andrea comenzó a notar cosas extrañas que nunca antes había visto. Las plantas y los árboles parecían más brillantes y vivos, y las personas a su alrededor parecían sentirse más felices y optimistas cuando ella estaba cerca. Y aunque no podía explicarlo, se sentía diferente de alguna manera, como si hubiera descubierto algo nuevo y emocionante sobre sí misma. Pero a medida que Andrea exploraba su nueva energía, comenzó a notar que también había una oscuridad en el mundo. En todas partes, veía sombras y tristeza, y aunque su luz podía disiparlas por un tiempo, siempre volvían. Comenzó a preguntarse si había algo más que pudiera hacer con su poder, algo más grande que solo iluminar una habitación. Fue en una tarde de verano, mientras Andrea estaba sentada en su jardín, que comenzó a sentir esa extraña presencia de nuevo. Era como si algo oscuro estuviera tratando de invadir su luz. Andrea cerró los ojos y concentró su energía. De repente, una explosión de luz surgió de su interior, desintegrando las sombras a su alrededor. Andrea abrió los ojos, sorprendida por lo que acababa de suceder. "¿Cómo lo hice?" se preguntó a sí misma, mirando a su alrededor para asegurarse de que todo estaba bien. Pero no sabía que su madre,había estado observando todo desde su ventana y estaba furiosa por el poder que Andrea estaba adquiriendo.

Camino por el bosque

Andrea caminaba por el bosque encantado, tratando de despejar su mente después de haber descubierto su nuevo don. No estaba segura de lo que significaba tener el poder de la luz mágica, pero estaba decidida a descubrirlo. Mientras caminaba, escuchó un débil gemido que parecía venir de un lado del camino. Siguió el sonido y encontró a un guerrero herido tirado en el suelo. -¡Saludos! -dijo Andrea, acercándose al guerrero-. ¿Estás bien? ¿Necesitas ayuda? El guerrero abrió los ojos y la miró con asombro. Parecía sorprendido de encontrar a alguien allí, en el medio del bosque encantado. -Si... necesito ayuda -dijo con voz débil-. Me han herido en una batalla y no tengo la fuerza para seguir adelante. Andrea se acercó y examinó la herida del guerrero. Era profunda y estaba infectada con un hechizo oscuro. Sabía que debía hacer algo para ayudarlo. -No te preocupes -dijo Andrea, decidida a ayudarlo-. Puedo curarte con mi don mágico. El guerrero la miró con incredulidad. No creía que una joven como Andrea tuviera el poder de curar heridas con la luz mágica. Andrea cerró los ojos y concentró su energía en la herida del guerrero. Poco a poco, su piel comenzó a sanar y el hechizo oscuro desapareció. El guerrero se levantó, sorprendido por la rapidez con la que había sanado. -Gracias -dijo, asombrado-. No sé cómo agradecerte. -No es necesario -respondió Andrea, sonriendo-. Me alegra haber podido ayudarte. El guerrero se presentó como Narell y le contó a Andrea sobre su misión de proteger su reino de la amenaza de la oscuridad mágica. Andrea se sintió atraída por la pasión y la determinación de Narell y decidió acompañarlo en su misión. Juntos, caminaron por el bosque encantado, hablando de sus vidas y de sus misiones. Andrea se sintió atraída por la energía y la fuerza de Narell, y sintió que él la entendía de alguna manera. Se dieron cuenta de que sus dones mágicos podrían ser la clave para vencer a la oscuridad. Cuando llegaron a la aldea cercana, Narell le agradeció a Andrea por su ayuda y prometió que volverían a encontrarse. Andrea se sintió triste al verlo partir, pero sabía que su camino estaba destinado a cruzarse nuevamente. Mientras regresaba a casa, Andrea se sintió más segura de sí misma y de su don mágico. Sabía que tenía un propósito en esta vida y estaba decidida a cumplirlo. Andrea se percató de la guerra que sufría su reino contra la oscuridad. Durante su camino de regreso al castillo, escuchó historias de pueblos arrasados por la oscuridad y de familias que habían perdido a sus seres queridos. Se dio cuenta de que su poder de la luz podría ser la esperanza que su reino necesitaba. Al llegar al castillo, Andrea fue recibida por su madre, la reina. Les contó acerca de su encuentro con Nare y su misión de proteger al reino de la oscuridad. Sin embargo, su madre estaba enfadada por su encuentro con un guerrero y le prohibió salir lejos del castillo.

Oscuridad

Una noche, mientras andrea no podia dormir pensando en los problemas de su reino, se escucharon ruidos fuera, un ejercito estaba tomando su castillo se asomo por su ventana y vio el caos, muchos hombres muertos, casas incendiadas Andrea se llenó de pánico cuando escuchó los sonidos de guerra y vio el destello de antorchas en la oscuridad. El castillo estaba siendo tomado por un ejército de hombres oscuros, cuyas sombras se movían en el fuego de las casas incendiadas. Los guerreros del rey luchaban valientemente, pero parecía que estaban siendo superados en número. Andrea sabía que tenía que hacer algo para ayudar a su reino. Sin embargo, se encontraba atrapada en su habitación, sin poder salir debido a la prohibición de su madre. Buscó desesperadamente una salida, una forma de contribuir a la lucha. Fue entonces cuando notó que la ventana estaba abierta y decidió arriesgarse.. A Andrea le pareció muy extraño el ejército oscuro. Parecía como si estuvieran controlados por una fuerza maligna, moviéndose en una perfecta coordinación, sin ningún tipo de vacilación o duda en su camino hacia la victoria. Además, sus armaduras y armas parecían tener un brillo siniestro y oscuro que hacía temblar su corazón. Parecía que el enemigo estaba siendo impulsado por una poderosa magia oscura que los hacía invencibles. Andrea estaba desesperada al encontrarse en medio de una situación caótica que nunca imaginó. Vio a muchos guerreros heridos y sintió un profundo miedo por su seguridad y la de su reino. Se preguntó desesperadamente dónde estarían su padre y su madre en ese momento y si estaban a salvo. Andrea se encontraba en medio del caos de la guerra, observando a su alrededor aterrada por la violencia que estaba presenciando. Mientras trataba de encontrar una forma de ayudar, un guerrero oscuro se acercó sigilosamente por detrás y la atacó con su espada. La joven sintió el filo de la hoja atravesando su cuerpo y un dolor agudo la invadió. Andrea cayó al suelo, y al mirar su herida, se dio cuenta de que la situación era grave. La joven luchó contra el pánico que la invadía, tratando de mantener la calma. En ese momento, se sintió abandonada por su don, y una sensación de incapacidad y frustración la inundó. Mientras luchaba por mantenerse consciente, Andrea se preguntó dónde estarían su padre y su madre en ese momento. Temía lo peor.

Sacrificio

Andrea luchó por recuperar el aliento, todo se veía nublado, solo se escuchaban gritos de sufrimiento a su alrededor. Cuando abrió los ojos, vio a un hombre mayor con un aspecto de guerrero, con marcas de guerra y un escudo más grande que ella. Andrea estaba asustada y le preguntó quién era. El hombre respondió con una risa burlona: "Soy Eliot, el gran Eliot". Andrea se presentó como la princesa del reino, pero Eliot no parecía impresionado. "Más vale que mantengas tu distancia", advirtió ella. Eliot se rió de nuevo y dijo que sabía quién era ella, pero que tenía dudas sobre su capacidad para ayudarlos en la guerra. "Sinceramente, veo inútil a una mujer en la guerra", dijo con desprecio. Andrea lo miró con una mezcla de desprecio y angustia, sin saber cómo este hombre desagradable sabía de ella. Eliot gritó: "Vamos, toma esa espada de ese cadáver y salgamos de aquí". Andrea estaba nerviosa, era la primera vez que empuñaría un arma, pero quería demostrarle a Eliot que no era una inútil. Tomó la espada temblando y siguió a Eliot hacia la batalla, con el corazón latiendo fuertemente en su pecho. Andrea escuchaba a Eliot maldecir y preguntarse dónde estaba. Andrea quería saber a quién se refería Eliot mientras lágrimas salían de su rostro al ver en lo que se había convertido su castillo. Se prometió a sí misma que sea quien fuera que hubiera hecho esto, lo haría pagar. Andrea observó al fondo a Margaret, la nana de Andrea, quien estaba herida y caminando como un alma en pena mientras repetía "¿por qué aquí?" Fue entonces cuando Andrea la reconoció y gritó "¡MARGARE!" Margaret la miró de inmediato, pero en ese momento, Andrea vio cómo un soldado oscuro decapitaba a Margaret sin piedad alguna. Andrea entró en shock. De fondo, se escuchó a Eliot decir "¿qué mierda te pasa?" Fue entonces cuando la vista de Eliot se nubló y vio pasar todo muy lento. Observó cómo todos los soldados alrededor empezaron simplemente a desplomarse, y fue entonces cuando Eliot cayó. Andrea abrió los ojos y lo primero que vio fue el rostro de la reina, recibiendo a Andrea con un "oh, por fin despiertas, cariño". "No temas, los hombres que trataron de invadirnos fueron derrotados", le dijo la reina a Andrea. Andrea se preguntó "¿dónde estoy?". La reina le contestó "estás en un lugar seguro, querida". "¿Dónde está Eliot?", preguntó Andrea. Su madre respondió con arrogancia, "¿Eliot?". "Sí", dijo Andrea, "y el ejército oscuro, ¿qué pasó con él?". Su madre contestó con desprecio, "oh, querida, ¿de qué hablas? No hay ejército oscuro, no hay un Eliot, pero sí están los hombres que trataron de invadirnos. Ellos serán ejecutados". Andrea se asomó y pudo contar a unos 30 hombres y entre ellos se encontraba Eliot, todos en fila, sin armas y atados, listos para ser ejecutados. No había rastro del ejército oscuro.

El comienzo del fin

Andrea sentía que algo no estaba bien. Percibía una energía pesada, un aura que nunca había sentido antes. Decidió dirigirse donde se encontraban los hombres capturados, donde se oían insultos y muy pocas clemencias. Estos hombres no eran cobardes. Andrea se acercó a Eliot, quien la miró con desprecio pero con aceptación, ya que había podido observar el poder que contenía Andrea. "Escúchame", dijo Eliot. "Tu nombre se rumorea ahora en el mundo de la sangre. Con lo que te diré, tendrás dos opciones: aprender a controlar tu poder o ser un enemigo. Si eliges la opción correcta, tendrás que salir de aquí y juntarte con gente correcta. Encontrarás todo tipo de personas, pero no puedes confiar en cualquiera." Andrea se encontraba confundida, pues justo acababa de escuchar algo diferente de su madre. ¿En quién debería confiar? Andrea dijo: "Te ayudaré a salir de aquí. Debe haber alguna confusión. Tú estabas protegiendo el castillo del Ejército Oscuro." Eliot la miró con una sonrisa y dijo: "Niña, el castillo es la oscuridad." Andrea dio pasos hacia atrás tratando de asimilar lo que acababa de escuchar. Fue ahí cuando notó que todos los guerreros empezaron a arder en llamas negras. Andrea gritó desesperada: "¡Eliot, te ayudaré!" Pero ya era demasiado tarde. Eliot empezó a arder en esas llamas. Andrea escuchó como sus últimas palabras fueron "ella no es la única", mientras desaparecía en las llamas frente a ella. En estado de shock, Andrea miró a su alrededor y no vio a nadie que hubiera podido provocar el fuego. Tampoco eran comunes llamas negras. Ella sabía que tenía que salir de ahí. Muchos pensamientos pasaban por su cabeza. ¿Por qué su madre le mentiría? ¿Dónde estaba su padre? ¿A qué se refería Eliot con sus últimas palabras? De tantos pensamientos, Andrea no pudo tener ninguna reacción. Fue ahí cuando escuchó un "miau". Andrea miró frente a ella y vio un gato blanco casi tan grande como un tigre, con ojos azules como el cielo. Este gato tenía un pergamino en su boca que dejó caer a los pies de Andrea mientras ronroneaba. Andrea, incrédula y con temor, tomó el pergamino y lo leyó. "Soy tu luz. Mientras tú desprendas luz, yo estaré contigo. Puedo mirar tu corazón. Cuando eso deje de pasar, simplemente desapareceré. Puedes llamarme Shiro." Andrea dijo: "¿Qué mierda eres?" Pero el gato tomó a Andrea y corrió. Andrea no se había percatado de la oscuridad que había a su alrededor. "Espera, mi madre y mi padre aún están aquí", dijo Andrea. Pero el gato siguió corriendo. Andrea observaba cómo surgían jinetes oscuros mientras el gato esquivaba todo tipo de ataques. Andrea observó la figura de una mujer que parecía ser una guerrera masacrando simples servidores de su castillo. Andrea pensó para sí misma que era imposible que su madre siguiera viva. Fue ahí cuando asintió con la cabeza mientras salían lágrimas de sus ojos, mientras el gato se alejaba del castillo. Se escuchó una voz masculina decir "Tú empezaste esto, tú nos obligaste a esto, huye, pero tarde o temprano aceptarás tu destino. Eres una de nosotros - risas". Andrea estaba en estado de shock y no podía procesar todo lo que estaba sucediendo. Pero en el fondo de su corazón, sabía que algo importante estaba por venir. Ella sabía que debía encontrar respuestas a sus preguntas, a su pasado y su futuro. Mientras el gato la llevaba a través de bosques oscuros y senderos peligrosos, Andrea se aferraba a su pergamino. Se sentía segura con Shiro a su lado, pero también se sentía vulnerable sin saber lo que le depararía el futuro. Finalmente, después de horas de viaje, el gato la llevó a un pequeño pueblo en lo profundo del bosque. Era un lugar humilde, con casas de madera y una sola calle empedrada. A medida que avanzaban, los aldeanos se acercaban a ellos, asombrados por la visión de un gato tan grande y un extraño joven acompañándolo. Andrea no estaba segura de lo que vendría después, pero sabía que este era el comienzo de una nueva aventura. Con su pergamino en la mano y Shiro a su lado, estaba lista para enfrentar cualquier desafío que el destino le tuviera reservado.